viernes, 27 de marzo de 2009

lunes, 23 de marzo de 2009

jueves, 19 de marzo de 2009

miércoles, 11 de marzo de 2009

martes, 10 de marzo de 2009


tiernoo muyy tiernoo

jueves, 5 de marzo de 2009

martes, 3 de marzo de 2009

—Lamento estropearte la ilusión, pero no inspiras tanto miedo, de veras —con toda naturalidad, le mentí—: De hecho, no me asustas nada en absoluto.
Se detuvo y arqueó las cejas con manifiesta incredulidad. Una sonrisa ancha y traviesa recorrió su rostro.
—No deberías haber dicho eso, de veras.
Edward emitió un sordo gruñido gutural y los labios mostraron unos dientes perfectos al curvarse hacia atrás. De repente, su cuerpo cambió, se había agachado, tenso como un león a punto de acometer.
Sin dejar de mirarlo, me aparté de él.
—No deberías haberlo dicho.
No le vi saltar hacia mí, fue demasiado rápido. De repente me encontré en el aire y luego caímos sobre el sofá, que golpeó contra la pared por el impacto. Sus brazos formaron una protectora jaula durante todo el tiempo, por lo que apenas sentí el zarandeo, pero seguía respirando agitadamente cuando intenté ponerme en pie.
— ¿Qué era lo que decías? —preguntó juguetón.
—Que eres un monstruo realmente aterrador —repliqué. El jadeo de mi voz estropeó algo el sarcasmo de mi respuesta.
—Mucho mejor —aprobó.
—Esto... —forcejeé——. ¿Me puedes bajar ya?
Se limitó a reírse.
— ¿Se puede? —preguntó una voz que parecía proceder del vestíbulo.
Me debatí para liberarme, pero Edward se limitó a dejar que pudiera sentarme de forma más convencional sobre su regazo. Entonces vi en el vestíbulo a Alice y a Jasper detrás de ella. Me puse colorada, pero Edward parecía a gusto.
—Adelante —contestó Edward, que aún seguía riéndose discretamente.
Alice no pareció hallar nada inusual en nuestro abrazo. Caminó —casi bailó, tal era la gracia de sus movimientos— hacia el centro del cuarto y se dobló de forma sinuosa para sentarse sobre el suelo. Jasper, sin embargo, se detuvo en el umbral un poco sorprendido. Clavó los ojos en el rostro de Edward y me pregunté si estaba tanteando el clima reinante con su inusual sensibilidad.
—Parecía que te ibas a almorzar a Bella —anunció Alice—, y veníamos a ver si la podíamos compartir.
Me puse rígida durante un instante, hasta que me percaté de la gran sonrisa de Edward. No sabría decir si se debía al comentario de Alice o a mi reacción.
—Lo siento. No creo que haya bastante para compartir —replicó sin dejar de rodearme con los brazos.
—De hecho —dijo Jasper, sonriendo a su pesar cuando entró en la habitación—, Alice anuncia una gran tormenta para esta noche y Emmett quiere jugar a la pelota. ¿Te apuntas?
Las palabras eran bastante comunes, pero me desconcertaba el contexto; aunque Alice era más fiable que el hombre del tiempo.
Los ojos de Edward se iluminaron, pero aun así vaciló.
—Traerías a Bella, por supuesto —añadió Alice jovialmente. Había creído atisbar la rápida mirada que Jasper le lanzaba.
— ¿Quieres ir? —me preguntó Edward, animado y con expresión de entusiasmo.
—Claro —no podía decepcionar a un rostro como ése—. Eh, ¿adonde vamos?
—Hemos de esperar a que truene para jugar, ya verás la razón —me prometió.
— ¿Necesitaré un paraguas?
Las tres rompieron a reír estrepitosamente.
— ¿Lo va a necesitar? —preguntó Jasper a Alice.
—No; —estaba segura—. La tormenta va a descargar sobre el pueblo. El claro del bosque debería de estar bastante seco.
—En ese caso, perfecto.
El entusiasmo de la voz de Jasper fue contagioso, por descontado. Yo misma me descubrí más curiosa que aterrada.
—Vamos a ver si Carlisle quiere venir.
Alice se levantó y cruzó la puerta de un modo que hubiera roto de envidia el corazón de una bailarina.
—Como si no lo supieras —la pinchó Jasper.
Ambos siguieron su camino con rapidez, pero Jasper se las arregló para dejar la puerta discretamente cerrada al salir.
— ¿A qué vamos a jugar? —quise saber.
—Tú vas a mirar —aclaró Edward—. Nosotros jugaremos al béisbol.
Levanté los ojos hacia el cielo
— ¿A los vampiros les gusta el béisbol?
—Es el pasatiempo americano —me replicó con burlona solemnidad.

parte de crepusculo qe me gusta mucho :)

Terminé poniéndome mi única falda, larga y de color caqui, pero aun así informal. Me vestí con la blusa de color azul oscuro de la que Edward había hablado favorablemente en una ocasión. Un rápido vistazo en el espejo me convenció de que mi pelo era una causa perdida, por lo que me lo recogí en una coleta.
—De acuerdo —bajé a saltos las escaleras—. Estoy presentable.
Me esperaba al pie de las mismas, más cerca de lo que pensaba, por lo que salté encima de él. Edward me sostuvo, durante unos segundos me retuvo con cautela a cierta distancia antes de atraerme súbitamente.
—Te has vuelto a equivocar —me murmuró al oído—. Vas totalmente indecente. No está bien que alguien tenga un aspecto tan apetecible.
—¿Cómo de apetecible? Puedo cambiar...
Suspiró al tiempo que sacudía la cabeza.
—Eres tan ridícula...
Presionó con suavidad sus labios helados en mi frente y la habitación empezó a dar vueltas. El olor de su respiración me impedía pensar.
—¿Debo explicarte por qué me resultas apetecible?
Era claramente una pregunta retórica. Sus dedos descendieron lentamente por mi espalda y su aliento rozó con más fuerza mi piel. Mis manos descansaban flácidas sobre su pecho y otra vez me sentí aturdida. Inclinó la cabeza lentamente y por segunda vez sus fríos labios tocaron los míos con mucho cuidado, separándolos levemente.
Entonces sufrí un colapso.

domingo, 1 de marzo de 2009

Sabía que heriría a la chica. Me conformé con el hecho de saber que su dolor no sería más que un pinchazo –un pequeño aguijonazo de rechazo– comparado con mi dolor. Bella era humana, y ella sabía que yo era algo más, algo equivocado, algo aterrador.

Ella debió estar más aliviada que preocupada en el momento que giré mi rostro lejos de ella y pretendía que no existía.

“Hola Edward” me saludó cuando estábamos en biología. Su voz sonaba complacida, amistosa, un giro de 180º desde la última vez que hablamos.

¿Porque? ¿Que significaba el cambio? ¿Ella lo había olvidado? ¿Había decidido que había imaginado todo el episodio? …¿Me había perdonado por no haber cumplido mi promesa de contarle la verdad?.

Jasper estaba dudoso. Él nunca haría algo que hiriera a Alice.
No es el momento oportuno. ¿Arriesgarás su vida, dejándola indefensa?
- ¿Por qué me estás haciendo esto? - gruñí. Mi cabeza se cayó entre mis manos.
Yo no era el protector de Bella. No podía serlo. ¿Acaso el futuro dividido de Alice no era
suficiente prueba de eso?
Yo también la amo. O lo haré. No en la misma forma, pero la quiero alrededor para
cuando eso ocurra.
- Amarla...¿también? - susurré, incrédulo.
Ella suspiró. Estás tan ciego, Edward. ¿Acaso no ves a dónde te lleva todo esto? ¿No
puedes ver dónde estás? Es mucho más inevitable que el sol salga por el este. Vé lo que yo
veo...
Agité mi cabeza, horrorizado. - No.- traté de apagar las visiones que ella me revelaba.
- No tengo que seguir ese camino. Me iré. Cambiaré el futuro. -
- Puedes intentarlo. - me dijo, con su voz escéptica.
- Oh, ¡Vamos! - gritó Emmett.
- Pon atención. - Le dijo Rose a Emmett. - ¡Alice ve a Edward enamorándose de una
humana! ¡Qué clásico Edward! - Ella hizo un sonido de asco.
A duras penas la oí.
- ¿Qué? - dijo Emmett, sorprendido. Luego su atronante risa hizo eco en la habitación.
- ¿Eso es lo que está sucediendo? - se rió de nuevo. - Golpe duro, Edward. -
Sentí su mano en mi hombro y la sacudí automáticamente. No le podía poner atención.
- ¿Enamorado de una humana?. - Repitó Esme en su aturdida voz. - ¿De la chica que
salvó hoy? ¿Enamorado de ella?.-
- ¿Qué es lo que ves, Alice? Exactamente.- preguntó Jasper.
Ella se volteó hacia él; yo continué mirando aturdido al perfil de su rostro.
- Todo depende si él es lo suficientemente fuerte o no. O la mata él mismo---se volteó
para encontrarse con mi mirada de nuevo, deslumbrada---lo cual, realmente, me irritaría
mucho, Edward, sin mencionar lo que te causaría a tí... - Miró a Jasper de nuevo, - o ella será
una de nosotros algún día.-
Alguien jadeó; no miré para ver quién.
- ¡Eso no va a ocurrir!- Estaba gritando de nuevo. - ¡Ninguna de las dos opciones! -
Alice no pareció oírme. - Depende. - repitió. - Puede que él sea muy fuerte para no
matarla---pero estará muy cerca. Le tomará una impresionante fuerza de autocontrol.- dijo
reflexivamente. - Incluso, más del que ha tenido Carlisle. Puede que sea lo suficientemente
fuerte... De lo único que no es lo suficientemente fuerte es de estar lejos de ella. Eso es una
causa perdida.-
No podía encontrar mi voz. Nadie parecía poder hacerlo tampoco. La habitación estaba
en absoluta quietud.
Yo miraba a Alice, y todos me miraban a mí. Podía ver mi propia expresión horrorizada
desde diferentes puntos de vista.
Después de un largo momento, Carlisle suspiró.
- Bueno, esto...complica las cosas.-
- Duh.- Asintió Emmett. Su voz aún estaba cercana a la risa. Confiaba en que Emmett
encontraría una broma en la destrucción de mi vida.
- Supongo que los planes son los mismos. - dijo Carlisle pensativamente. - Nos
quedaremos y observaremos. Obviamente, nadie...herirá a la chica.-
Me endurecí.

viva alice!!!

- Ella no pagará por mi error. No lo voy a permitir. -

- Entonces, ¿ella se beneficiará de el? Ella debió morir hoy, Edward. Yo sólo voy a

terminar lo que empezó.-

Repetí, enfatizando cada palabra. - No lo permitiré.-

Levantó las cejas. Él no estaba esperando esto---él no había imaginado que yo actuaría

para defenderla.

Movió su cabeza una vez. - No permitiré que Alice viva en el peligro, incluso uno

pequeño. Tu no sientes por nadie lo que yo siento por ella, Edward. Y no has pasado por lo que

yo he pasado, aunque hayas visto mis recuerdos o no. Tú no lo entiendes.-

- No estoy negando eso, Jasper. Pero te lo digo ahora, no te voy a permitir que hieras a

Isabella Swan.-

Nos miramos mutuamente---sin pestañear, midiendo la oposición. Sentí cómo cateaba

el humor a mi alrededor, probando mi determinación.

- Jazz, - dijo Alice, interrumpiéndonos.

Él me sostuvo la mirada por un momento más, y entonces la miró a ella. - No te

molestes en decirme que te puedes cuidar sola, Alice. Yo ya sé eso. Aún así tengo... -

- Eso no es lo que voy a decir. - interrumpió Alice. - Te iba a pedir un favor.-

Ví qué se proponía en su mente, y mi boca se abrió con un audible jadeo. La miré, en

estado de shock, notando solo vagamente que todos, aparte de Alice y Jasper, estaban

mirándome fijamente.

- Sé que me amas. Gracias. Pero realmente apreciaría que no trataras de matar a Bella.

Primero que todo, Edward habla en serio, yo no quiero verlos pelear. Segundo, ella es mi

amiga. Mejor dicho, será mi amiga.-

Todo era tan claro como un vidrio en su cabeza: Alice, sonriendo, con su frío y pálido

brazo alrededor de la cálida chica, en sus frágiles hombros. Y Bella sonriendo también, con su

brazo alrededor de la cintura de Alice.

La visión era tan sólida como una roca; lo único incierto era el tiempo.

Nos miramos mutuamente con el ceño fruncido. Era incómodo lo atractivo que resultaba

ser su enojo. Como un gatito furioso, suave y desprotegido, y tan inconsciente de su

vulnerabilidad.

Me atacó una ola de emociones que me encontraron con la guardia baja.
Había visto a Carlisle trabajar con humanos cientos de veces. Años atrás, yo lo había
asisto informalmente---sólo en situaciones dónde la sangre no estuviera implicada. Así que no
era cosa nueva para mi, mirarlo interactuar con la chica como si él mismo fuera humano como
ella. Muchas veces había envidiado su control, pero eso no era lo mismo que sentía en este
momento. Envidiaba mucho más que su control. Sufría por la diferencia entre Carlisle y yo---
que él pudiera tocarla tan gentilmente, sin miedo, sabiendo que él nunca le haría daño...

sol de medianoche

Era sólo por un año o dos, y la chica ya no estaría. Se habría ido y hubiera continuado con su vida---ella tendría una vida con la cual seguir. Iría a la Universidad en algún lugar, envejecería, comenzaría una carrera, quizá se casaría con alguien. Podía imaginar eso---podía verla vestida toda de blanco y caminando con paso cuidadoso, su brazo enlazado con el de su padre.

Era incómodo, el dolor que esa imagen me causó. No lo podía entender. ¿Acaso estaba celoso, porque ella tenía un futuro que yo nunca podría tener? Eso no tenía sentido. Cada uno de los humanos a mi alrededor tenían esa misma oportunidad---una vida---y yo raramente me detuve a envidiarlos.